Desde hace siglos, el vino se ha visto vinculado de alguna u otra manera con el sexo. Y no simplemente porque el alcohol suela incitar a “calentones” de lo más sugerentes que acaban con fuegos artificiales, sino porque nos retrotraen a aquella época del mundo griego y romano clásicos en la que se montaban fiestas en honor a Baco (el dios romano del vino) o Dioniso, su versión griega. Aunque en un principio estas fiestas se limitaban a mujeres, poco a poco se fue abriendo el espectro por lo bien que se lo pasaban todos los que asistían.
Y es que la uva sabe sacar el máximo partido a las capacidades de las papilas gustativas, y durante mucho tiempo se consideró la fruta más erótica. Desde hace unos años, la fresa le ha desbancado de ese puesto. Sin embargo, la uva tiene un valor añadido, y es que de su zumo se puede crear una bebida que lleva cientos de años haciendo las delicias de los paladares y subiéndose a la cabeza de manera embriagadora. Además, aún conserva ese aura de elitismo para los grandes entendidos, que teorizan sobre los aromas, el bouquet y las barricas en las que envejecen los mejores caldos; a diferencia de otras bebidas alcohólicas que siguen siendo más vulgares como la cerveza.
Obviamente, la conjunción de vino y sexo no siempre se lleva a cabo de la misma manera que aquellas míticas bacanales, en las que incluso se realizaban sacrificios. Sí que es cierto que existe algún lugar en España en el que intentan llevar al límite esa perfecta unión entre ambos mundos, conjugando las catas de vino con el erotismo, creando un ambiente en el que los participantes se funden en una conexión casi mágica a través de la música.
De hecho, más allá de las preferencias personales de cada uno, se han realizado estudios para definir cuál es el mejor tipo de vino. Al principio, cualquier caldo hará subir la temperatura de tu cuerpo, y eso se debe a que el alcohol estimula las células receptoras del cerebro. También es verdad que si lo que quieres es tener un rendimiento decente en la cama, lo mejor es que no pases de la segunda copa.
En cuanto al tipo de vino que funciona mejor de cara a la excitación y el flujo de sangre en las zonas clave, los niveles de testosterona aumentan con la ingesta de vino tinto. Esa hormona es necesaria para la excitación y el apetito sexual. La explicación científica para afirmar que el vino tinto es bueno para el sexo se debe a una enzima llamada UGT2B17. Esta adhiere moléculas a la testosterona; sin embargo, el vino tinto contiene un componente llamado quercetina que es capaz de bloquear la UGT2B17, de manera que aumentan los niveles de testosterona en la sangre. Sin embargo, hay que beber con moderación, ya que una ingesta excesiva de vino puede tener las consecuencias inversas, disminuyendo la testosterona y, por consiguiente, el apetito sexual.
De este modo, con el objetivo de estimular las hormonas en su justa medida, lo más recomendable es no excederse con la bebida. Una botella para dos es la mejor manera de repartir la excitación, ya que servirá como un entretenido prolegómeno donde la chispa puede incentivar una interesante conversación. El resto es trabajo de la química, que irá realizando sus complejos procesos mientras el alcohol comienza a fluir por la sangre y esta por las partes nobles. Muchas veces el alcohol es el factor que propicia un encuentro sexual entre dos personas, ya sea de manera imprevista o deliberada, pero ahora que tenemos información fehaciente sobre sus beneficios en el ámbito sexual y conocemos las cantidades exactas para que no actúe de manera perjudicial, ya cuentas con una pista sobre dónde está el límite del bien y del mal (en lo que a rendimiento sexual se refiere).
Sea como fuere, el cerebro es un órgano muy complejo y no siempre funciona de la misma manera. Es decir, quizá lo que le va bien a una persona, le va mal a otra. Además, si llega un punto en que piensas que el vino tinto te va a proporcionar superpoderes para convertirte en una máquina sexual, quizá has idealizado los efectos del alcohol. Lo mejor que se puede hacer para mejorar este tipo de relaciones es crear un ambiente relajado y sugerente, para que haya las condiciones idóneas para que surja la magia. Por eso, más vale dos personas que se sientan atraídas y a gusto con la compañía, con ganas de disfrutar de una bonita velada. Pero todo ayuda; y el vino tinto, el que más.